Pretexto

Por unha feliz casualidade, o meu amigo Benjamín, veciño de Susá, San Martiño do Mato, Taboada (Lugo), que é parente do meu irmán Jesús Lamazares por parte da súa muller Marta, encontrou un caderno escolar que pertencera ao seu tío Benjamín Vázquez Ledo, datado no ano 1935.

Benjamín (tío) era natural de San Martiño do Mato pero acudía á escola do meu pai, Mestre Nacional na parroquia de San Miguel do Monte (Chantada), distante uns cinco quilómetros de Susá, onde por aqueles anos exercía. Benjamín aloxábase na casa duns familiares naquela parroquia.

O meu irmán Xesús foi o primeiro en descubrir a letra do caderno. Contoume que cando viu a letra de Benjamín inmediatamente lle veu á memoria a do noso pai Manuel Lamazares Guerra, feito que se confirmou poposteriormen te ao examinar con máis detenemiento o caderno de Benjamín, onde figura coa súa propia letra: Profesor Manuel Lamazares Guerra (ver imaxe).

O parecido da letra de profesor e alumno é sorprendente. Despois de ver a letra de moitos alumnos do meu pai, nunca descubrín unha tan clara e tan similar á do meu pai. Estou convencido de que se os dous tipos de letra fosen analizadas por un grafólogo, chegaría á conclusión das aptitudes do alumno Benxamín e, pode, da similitude do carácter de mestre e alumno -malia que, segundo me contou o seu sobriño, o tío Benjamín alistouse voluntario á Lexión e faleceu na batalla do Ebro-. Todo un carácter.

Poden preguntarse por que vén isto a conto, que ten de particular o caderno de Benjamín. Pois á parte da miña satisfacción persoal por descubrir o testemuño dun alumno do meu pai despois de tantos anos -o meu pai se vivise tería hoxe 105 anos-, sirva esta anécdota como pretexto para reivindicar o labor calada e abnegada de todos os mestres rurais que por aqueles difíciles anos exerceron na nosa terra. O meu recoñecemento a todo o seu labor desinteresado que sempre tiveron para cos seus alumnos, e para que estes adquirisen uns coñecementos escasos pero suficientes para saír adiante nas súas tarefas.

O meu pai foi toda a súa vida mestre rural. Naceu en San Payo de Muradelle(Chantada), onde grazas ao señor cura da parroquia Don Albino Varela Gorge, ao que aquí manifesto o meu profundo recoñecemento, puido estudar e, posiblemente como outros moitos da súa xeración, con grande esforzo facerse Maestro Nacional. Recordo cando me contaba que ía aos exames á Escola Nornal de Santiago camiñando dende a súa casa de San Paio de Muradelle, distante perto de noventa kilómetros. Exerceu nas parroquias de San Xoán de Laxe, A Carballeira, San Miguel do Monte, Piñeiro (Pobla de Brollón), San Miguel de Buciños, San Pedro de Líncora e, por último, Chantada(Grupo Escolar) onde se xubilou. Os meus saúdos máis cordiais a todos os que foron os seus alumnos (se chegan a ler está páxina), entre os que eu mesmo me inclúo.

Como mostra para que poida ser apreciada polos lectores, seleccionei un texto que, tal como se pode ver na imaxe, reproduce un poema de José María Gabriel e Galán -xocoso se non fose pola temática tan tráxica que se manifesta nesta época de desaucios-, pero que permite comparar perfectamente o testo manuscrito de Benxamín co do meu pai.

El embargo:

Señol jues, pasi usté más alanti
y que entrin tos esos,
no le dé a usté ansia
no le dé a usté mieo…

Si venís antiayel a afligila
sos tumbo a la puerta. ¡Pero ya s’ha muerto!

¡Embargal, embargal los avíos,
que aquí no hay dinero:
lo he gastao en comías pa ella
y en boticas que no le sirvieron;
y eso que me quea,
porque no me dio tiempo a vendello,
ya me está sobrando,
ya me está gediendo!

Embargal esi sacho de pico,
y esas jocis clavás en el techo,
y esa segureja
y ese cacho e liendro…

¡Jerramientas, que no quedi una!
¿Ya pa qué las quiero?
Si tuviá que ganalo pa ella,
¡cualisquiá me quitaba a mí eso!
Pero ya no quio vel esi sacho,
ni esas jocis clavás en el techo,
ni esa segureja
ni ese cacho e liendro…

¡Pero a vel, señol jues: cuidaíto
si alguno de ésos
es osao de tocali a esa cama
ondi ella s’ha muerto:
la camita ondi yo la he querío
cuando dambos estábamos güenos;
la camita ondi yo la he cuidiau,
la camita ondi estuvo su cuerpo
cuatro mesis vivo
y una nochi muerto!

¡Señol jues: que nenguno sea osao
de tocali a esa cama ni un pelo,
porque aquí lo jinco
delanti usté mesmo!
Lleváisoslo todu,
todu, menus eso,
que esas mantas tienin
suol de su cuerpo…
¡y me güelin, me güelin a ella
ca ves que las güelo!…


Madrid, Ag. 2014

Versión en castellano:

Por unan feliz casualidad, mi amigo Benjamín, vecino de Susá, San Martiño do Mato, Taboada (Lugo), y pariente de mi hermano Jesús Lamazares por parte de su mujer Marta, encontró un cuaderno escolar que había pertenecido a su tío Benjamín Vázquez Ledo, fechado en el año 1935.

Benjamín era natural de San Martiño do Mato pero acudía a la escuela de mi padre, Maestro Nacional en la parroquia de San Miguel do Monte (Chantada), distante unos cinco kilómetros de Susá, donde por aquellos años ejercía. Benjamín se alojaba en casa de unos familiares en aquella parroquia.

 Mi hermano Jesús fue el primero en descubrir la letra del cuaderno. Me contó que cuando vio la letra de Benjamín inmediatamente le vino a la memoria la de nuestro padre  Manuel Lamazares Guerra, hecho que se confirmó  poposteriormen te al examinar con más detenemiento el cuaderno de Benjamín, donde figura con su propia letra: Profesor Manuel Lamazares Guerra.

El parecido de la letra de profesor y alumno es sorprendente. Después de haber visto la letra de muchos alumnos de mi padre, nunca descubrí una tan clara y tan similar a la de  mi padre. Estoy convencido de que si  los dos tipos de letra fuesen analizadas por un grafólogo, llegaría a la conclusión de las aptitudes del alumno Benjamín  y, puede, de la similitud del carácter de maestro y alumno –pese a que, según me contó su sobrino, el tío Benjamín se alistó voluntario a la Legión y falleció en la batalla del Ebro-. Todo un carácter. PPueden preguntarse porqué viene esto a cuento, qué tiene de particular el cuaderno de Benjamín. Pues aparte de mi satisfacción personal por haber descubierto el testimonio de un alumno de mi padre después de tantos años –mi padre si viviese tendría hoy 105 años-, sirva esta anécdota como pretexto para reivindicar la labor callada y abnegada de todos los maestros rurales que por aquellos difíciles años ejercieron en nuestra tierra. Mi reconocimiento a toda su labor desinteresada que siempre tuvieron para con sus alumnos, y para que estos adquiriesen unos conocimientos escasos pero suficientes para salir adelante en sus tareas.

Mi padre fue toda su vida maestro rural. Nació en San Payo de Muradelle(Chantada), donde gracias al señor cura de la parroquia Don Albino Varela Gorge, al que aquí manifiesto mi profundo reconocimiento, pudo estudiar y, posiblemente como otros muchos de su generación, con gran esfuerzo hacerse Maestro Nacional. Recuerdo cuando me contaba que iba a los exámenes a la Escuela Nornal de Santiago caminando desde su casa de San Paio de Muradelle, distante cerca de noventa kilómetros. Ejerció en las parroquias de San Xoán de Laxe, A Carballeira, San Miguel do Monte, Pino (Pobla de Brollón), San Miguel de Buciños, San Pedro de Líncora y, por último, Chantada(Grupo Escolar) donde se jubiló. Mis saludos más cordiales a todos los que fueron sus alumnos (si llegan a leer está página), entre los que yo mismo me incluyo.

Como muestra para que pueda ser apreciada por los lectores, he seleccionado un texto que, tal como se puede ver en la imagen, reproduce un poema de José María Gabriel y Galán –jocoso si no fuera por la temática tan trágica que se manifiesta en esta época de desaucios-, pero que permite comparar perfectamente el testo manuscrito de Benjamín con el de mi padre:

Señol jues, pasi usté más alanti
y que entrin tos esos,
no le dé a usté ansia
no le dé a usté mieo…

Si venís antiayel a afligila
sos tumbo a la puerta. ¡Pero ya s’ha muerto!

¡Embargal, embargal los avíos,
que aquí no hay dinero:
lo he gastao en comías pa ella
y en boticas que no le sirvieron;
y eso que me quea,
porque no me dio tiempo a vendello,
ya me está sobrando,
ya me está gediendo!

Embargal esi sacho de pico,
y esas jocis clavás en el techo,
y esa segureja
y ese cacho e liendro…

¡Jerramientas, que no quedi una!
¿Ya pa qué las quiero?
Si tuviá que ganalo pa ella,
¡cualisquiá me quitaba a mí eso!
Pero ya no quio vel esi sacho,
ni esas jocis clavás en el techo,
ni esa segureja
ni ese cacho e liendro…

¡Pero a vel, señol jues: cuidaíto
si alguno de ésos
es osao de tocali a esa cama
ondi ella s’ha muerto:
la camita ondi yo la he querío
cuando dambos estábamos güenos;
la camita ondi yo la he cuidiau,
la camita ondi estuvo su cuerpo
cuatro mesis vivo
y una nochi muerto!

¡Señol jues: que nenguno sea osao
de tocali a esa cama ni un pelo,
porque aquí lo jinco
delanti usté mesmo!
Lleváisoslo todu,
todu, menus eso,
que esas mantas tienin
suol de su cuerpo…
¡y me güelin, me güelin a ella
ca ves que las güelo!…

Madrid, Ag. 2014

 

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