Novo pretexto

26-03-2018

De novo chega ás miñas mans outro testemuño oral dunha alumna do meu pai Manuel Lamazares Guerra. A alumna, que se chama María Amada Pasión García ten preto de noventa anos e é de San Vicente de Argozón (Chantada). Acudía á escola de Argozón, onde o meu pai exercera como mestre desde o 31 de outubro de 1934, ou a veciña de Moreiras, parroquia de San Miguel do Monte (Chantada), onde o fixera desde o 21 de Novembro de 1939.

O meu pai desplazábase todos os días en bicicleta desde a súa casa da Cuqueira (Santa Eugenia de Asma, Chantada) ata aquelas escolas. Non quero imaxinar por que camiños e en que circunstancias -o meu primo José Luis contoume que ao meu pai respetábano porque leváballes o pan aos fuxídos que por aqueles contornos do Faro e Farelo refuxiáranse-. Que eu saiba o meu pai nunca tivo problemas coa garda civil nin co exército, acuartelado na próxima localidade de Olveda (Antas de Ulla). Xamais me dixo nada respecto diso.

O testemuño foi recollido por un familiar da miña sobriña Marta Lamazares Vázquez, neta do meu pai Manuel Lamazares Guerra.

Este é a transcrición das súas palabras:

Argozón con sus palacios

es un lugar más poblado

ocupa menos espacio

y de iglesias rodeado.

 

Sus calles entrecruzadas

algunas casas blancas son

y con buenas chicas

cuenta el logar de Argozón.

 

Muy bien. Ahora a de Moreiras.

 

En Moreiras morales

y en los montes retales

mozas en las ventanas

y en los sótanos arañas.

 

Vacas en los portales

y más arriba la escuela

junto al camino real

donde aprendemos en ella

la cultura general.

 

Se desarrolla la inteligencia

se ejercitan las manos

donde aprendemos en ella

a ser buenos ciudadanos.

 

Muy ben. E eso quen o facía, quen inventaba eso? Quen inventaba esas poesías?

-Inventaríaas na súa casa, non sei. E viña en bicicleta desde A Cuqueira.

 

Ese era o profesor, que se chamaba…?

-Manolo.

Manolo…, qué mais?

-Lamazares.

Resulta sorprendente que esta alumna con case noventa anos aínda se acorde das tarefas que lles ensinaba o meu pai e de que, segundo ela «leváballes xoguetes que nunca viran…»

Quede aquí este testemuño como recoñecemento a todos os mestros rurais, verdadeiros heroes que axudaron a levantar o noso país e, o que é peor, algúns o fixeron á conta da súa propia vida. Debémoslles eterno recoñecemento.

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VERSIÓN EN CASTELLAN0:

De nuevo llega a mis manos otro testimonio oral de una alumna de mi padre Manuel Lamazares Guerra. La alumna, que se llama María Amada Pasión García y tiene cerca de noventa años, es de San Vicente de Argozón (Chantada). Acudía a la escuela de Argozón, donde mi padre ejerciera como maestro desde el 31 de octubre de 1934 , o a la vecina de Moreiras, parroquia de San Miguel do Monte (Chantada), donde lo hiciera desde el 21 de Noviembre de 1939.

Mi padre se desplazaba todos los días en bicicleta desde su casa de A Cuqueira (Santa Eugenia de Asma, Chantada) hasta aquellas escuelas. No quiero imaginar por qué caminos y en qué circunstancias -mi primo José Luis me contó que a mi padre lo respetaban porque suministraba el pan a los huídos que por aquellos contornos del Faro y Farelo se habían refugiado-. Que yo sepa mi padre nunca tuvo problemas con la guardia civil ni con el ejército, acuartelado en la cercana localidad de Olveda (Antas de Ulla). Jamás me dijo nada al respecto.

El testimonio fue recogido por un familiar de mi sobrina Marta Lamazares Vazquez,  nieta de mi padre Manuel Lamazares Guerra.

Este es la transcripción de sus palabras:

 

Argozón con sus palacios

es un lugar más poblado

ocupa menos espacio

y de iglesias rodeado.

 

Sus calles entrecruzadas

algunas casas blancas son

y con buenas chicas

cuenta el logar de Argozón.

 

Muy bien. Ahora a de Moreiras.

 

En Moreiras morales

y en los montes retales

mozas en las ventanas

y en los sótanos arañas.

 

Vacas en los portales

y más arriba la escuela

junto al camino real

donde aprendemos en ella

la cultura general.

 

Se desarrolla la inteligencia

se ejercitan las manos

donde aprendemos en ella

a ser buenos ciudadanos.

 

Muy ben. E eso quen o facía, quen inventaba eso? Quen inventaba esas poesías?

-Inventaríaas na súa casa, non sei. E viña en bicicleta desde A Cuqueira.

 

Ese era o profesor, que se chamaba…?

-Manolo.

Manolo…, qué mais?

-Lamazares.

Resulta sorprendente que esta alumna con casi noventa años aún se acuerde de las tareas que les enseñaba mi padre y de que, según ella «les llevaba juguetes que nunca habían visto…»

Quede aquí este testimonio como reconocimiento a todos los mestros rurales, verdaderos héroes que ayudaron a levantar nuestro país y, lo que es peor, algunos lo hicieron a costa de su propia vida. Les debemos eterno reconocimiento.